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sábado, 3 de marzo de 2018

LOS MENSAJES QUE DAMOS Y RECIBIMOS: ESTEREOTIPOS DE GÉNERO A TRAVÉS DEL LENGUAJE Y LA CULTURA (segunda parte)


Los medios de comunicación, el arte, y la cultura contribuyen a fijar los roles diferenciados.

En referencia a la literatura, recuerdo que cuando realicé el bachillerato leímos la obra de Prosper Mérimée, Carmen. Mi profesor de lengua y literatura mandó como actividad que resaltásemos aquellos rasgos de la protagonista donde se identificaban que ésta era un prototipo de mujer feminista y avanzada a su tiempo. Cuando  terminé de leerla, no pude más que discrepar sobre la afirmación que hizo mi profesor, pues al final Carmen cedía ante su amante ofreciéndose a ser sacrificada, no huyendo de su agresor, y aceptando que su actitud era por amor. ¿Lo relacionáis con lo que hoy entendemos por “el amor romántico”? ¿Y con las frases “la maté porque no podía ser mía”, “si no es mía no es de nadie”? Cuánto daño hace este concepto a las mujeres, jóvenes y no tan jóvenes, de nuestro tiempo.

Meses a tras había leído el pasaje de Don Quijote de la Mancha, donde los pastores daban entierro a Crisóstomo tras despeñarse voluntariamente al ser rechazado su amor por la Bella Marcela. En las palabras que Cervantes puso en boca de la pastorcilla, contestando a los versos que increpaban su actitud ante su enamorado, culpabilizándola del hecho por no corresponderle como de ella se esperaba, como la sociedad esperaba, sí había visto ese prototipo de mujer feminista y avanzada a su tiempo.

Hechas estas reflexiones realicé mi comentario de texto aplicándolas y me tomé la libertad de expresar en versos propios  tanto lo que sentí al leer Carmen de Mérimée, como lo que sentí al leer los versos y la prosa de Cervantes en el pasaje de la muerte de Crisóstomo. Por suerte resulté convincente con los argumentos de mi trabajo y fue utilizado por mi profesor para abrir un debate en torno a la cuestión.
En esta segunda unidad del MOOC  se nos invita a ser creativos, por ello comparto con vosotros los dos poemas de mi autoría que incluí en mi trabajo de lengua y literatura: Se equivocaba, en respuesta a lo que describe Prosper Mérimée en Carmen, y Canción esperanzada de la Bella Marcela, en respuesta a la Canción  de Crisóstomo:

“puesto que eres mi rom TIENES DERECHO A MATAR a tu romí”

SE EQUIVOCABA

La noche oscura se cierne y amenaza
cuando las hojas murmuran al viento
que enmudece, y tiembla mi aliento
mientras el brillo de tu acero  avanza.

Mi libertad terciará la balanza
si tu ansia persiste y hace el intento
con inquino y preciso movimiento
sin que en la voluntad  haya mudanza.

¡Huye! – sin ser tuya me debo a ti-
¡Huye! – en mi costado hunde tu acero-
¡Huye! - no tiembles y se certero

seré libre en este momento, aquí-
Lloran las hojas, la noche avanzaba…
Se equivocaba, ella se equivocaba.

Ana María Aguilar Escobedo


CANCIÓN ESPERANZADA DE LA BELLA MARCELA
(la respuesta de Marcela)

…Si  de tu voz ha de ir el acento
herido de muerte y  de desamor
hecho coplilla  de boca en boca,
no ha de ser éste mi mayor tormento,
pues en culpa no estoy. Y hago el clamor
de decir:  tu desvarío te equivoca.
Hazañas tendré muchas, e ira poca
pues perdonarte he por tu locura
y a Dios le pido ante tu sepultura
porque soy carne, ni hielo ni roca.
Escucha bien, aunque ya te hayas ido.
Oye mi voz y atiende su quejido,
que de coplilla en coplilla ha de ir
de boca en boca y de oreja a oído,
lo que de verdad yo te hice sufrir.

Si mi desengaño fue tu desdicha
y mi fermosura tu rendición,
será tu canción desesperada
causa  para mi palabra aún no dicha,
nacida de la tuya confusión
y de la mía respuesta anhelada.
Fuera, al viento ha de ser arrojada
la palabra  que al corazón se enquista
y a la sin razón se enfrenta y responde.
Dime donde estás ahora, dime ¿Dónde?
ahora que no seré  tu conquista
sino león, lobo, corneja y serpiente
para quién no quiere y a cambio miente
por decir de mí: ella es mi enemiga.
Que si fea fuese,  ya no me quisiera
quiérame solo yo  y Dios me bendiga.

Si ignorases el tiempo del hondo abismo
no habría ni sed, ni rueda ardiente
ni pozo sin fondo, ni cuerda que ahoga.
Que festejar y abrumar  no son  lo mismo
ni lo mismo son arroyo y fuente
ni ha de ser igual enagua y toga
 ni deudo mi garganta con tu soga
si evitaras desdenes y sospechas.
Temer no debieras por tu vida
y la muerte perdiera la partida
si a la esperanza no pusieses fecha.
Que mis ojos no han de ser tu mortaja
ni  mis labios fuerza que entrañas taja
ni mi alma yugo de tu voluntad.
Canción desesperada, ¡vasta llaga!,
 que envuelve la savia en oscuridad.

¿Es esta letrilla enojo?, no lo es.
Aunque tampoco es gozo, ¿No lo ves?.
Es el canto de un alma en libertad
que de atarse huye si no ha de amar.
¡Ay! amar, amar, amar, de verdad.

Ana María Aguilar Escobedo






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