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sábado, 24 de febrero de 2018

UNA MUJER SIGNIFICATIVA EN MI VIDA: LA FILÓSOFA MARÍA ZAMBRANO



He tenido la gran suerte de que en mi vida me acompañaran grandes mujeres, desde mi madre y mi suegra, hasta mis amigas del club de lectura o las compañeras de las asociaciones de mujeres a la que pertenezco o con quienes colaboro. Sin embargo, hoy quiero hablaros de una muy especial que solo los que me conocen saben hasta qué punto ha sido mi referente: La filosofa malagueña María Zambrano.

Hace ya mucho, escribí un poema a María Zambrano, el primero que dio origen a un poemario completo, A propósito de María, inspirado en su vida y obra. 
Acababa de descubrirla en varios artículos que hablaban sobre ella en la revista “MERIDIAM”, que edita el “Instituto Andaluz de la Mujer”. Alguien al leer el poema me preguntó que qué me había movido a escribir a tan excepcional mujer, y yo, sin esperar aquella pregunta, contesté: su forma de entender el papel de la mujer en esta sociedad patriarcal.

Había descubierto a la “María niña”, que quiso ser cajita de música y que era  alzada en brazos por su padre, para que pudiera ver de cerca el limonero que había en el patio de su casa de Vélez-Málaga, y que  más tarde viviría, según ella, la alegría más grande de su vida: el nacimiento de su hermana Araceli.
Había descubierto a la “María adolescente”, que quedaría inmersa en una  profunda melancolía, al enamorarse de su primo, su gran amor, al que tuvo que renunciar por la oposición de su padre. A esa adolescente que formaba parte de aquellas muchachas que no lo tuvieron nada fácil por el  simple hecho de haber tenido el atrevimiento de cursar estudios en  cualquiera de los Institutos y Universidades de España en aquella época.
Había descubierto a la “María mujer” que deslumbraba con su belleza y sensualidad, comparadas por algunos a la de Garbo o Dietrich, según pude leer en “Meridiam”, pero también por su verbo y pensamiento consecuentes e inteligentes.
Y había descubierto a la “María filósofa” que veía en la yedra el símbolo de la esperanza para el ser humano.

Todas ellas son MARÍA, y “TODA” ella me cautivó. Hizo remover  en mi ser, algunos sentimientos que se acercaban, sin saber por qué, a las palabras que ella escribía, o decía por boca de la actriz que daba vida a su persona en la película “María querida”. 
Buscando obras suyas, y empecinada en encontrar algún poema por ella escrito, me doy cuenta de que, en verdad, todo en ella es poesía. Desde la definición que ella da a la ética de Baruch Spinoza, filósofo y teólogo holandés que vivió en el siglo XVII, (”Diamante de pura luz”), hasta lo que ella dice del pensamiento en “Delirio y destino”:
El pensamiento es hacer respirable el ambiente, liberar a los  seres humanos de esa asfixia que proviene de la falta de espacio interior cuando la conciencia se llena de sombras, de incertidumbre, cuando la sombra de los demás y la nuestra misma ha hecho demasiado opaco ese nuestro interior que es el primer espacio en que nos movemos y somos.
Y hasta su modo de ver al hombre y a la mujer:
“El hombre, es, pues, un animal idealista, un animal que vive en un mundo inventado, mientras la mujer se atiene a lo que hay, su sexo se liga con el cosmos, mientras al hombre su sexo no le sirve  apenas de nada sino de angustia, de impulso infinito, infinito e insaciable”.
“La mujer ha bajado a este mundo. Existe de veras, y él, el  hombre, la encuentra con una realidad propia, antagonista real  liberada de la cárcel de los sueños.”
Hasta su total convencimiento de que hay que superar la dialéctica  de los géneros a base del protagonismo conjunto de la pareja:
“Esta tabla de categorías culmina en la pareja humana, cuya unidad es la verdadera protagonista de la historia”.

María Zambrano desarrollaría su Razón Poética, una gran obra filosófica que no ha comenzado a reconocerse hasta hace un par de décadas mientras permanecía a la sombra de la de su gran maestro Ortega y Gasset:

Exploradora de un nuevo pensar, María Zambrano tuvo que darse cuenta de lo que esto significaba, su doble atentado por el hecho, además, de su condición femenina. Y con tener entre las manos el gran aporte de su “razón vital”, dueño de propuestas que le hubieran permitido trascender lo alcanzado, Ortega y Gasset prefirió no dar el gran paso hacia la trasgresión (…) Y lo confirmó desde el día en que, ansiosa por que sus pesquisas fueran aceptadas por él, puso en sus manos las páginas que en definitiva avanzaban en pos de su independencia (…) objetividad era lo que le faltaba, según le decían.
(Robles, M. (2002). Mujeres del siglo XX. México: Fondo de Cultura económica).

Pero lo que más me ha fascinado, es comprobar que nada es por casualidad. Retomé mis estudios porque el conocerla a ella hizo que despertara en mí la necesidad de conocer y aprender, y a lo largo de mis estudios del Grado de Educación Social he descubierto que, además, María Zambrano participó del movimiento pedagógico social de la época siendo una de las grandes promotoras del mismo y participando y dirigiendo acciones de Educación Popular  como las “Misiones Pedagógicas”, comprobando que, además de las letras, a ambas nos unen el compromiso social. Precisamente mi Trabajo fin de Grado lo dediqué a ella queriendo descubrir su pensamiento pedagógico para tomarlo como referente para la Educación Social.

Si deseáis saber más sobre ella, podéis visitar la página web de la Fundación María Zambrano.





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